Querido Javier:
Sumergidos como estamos en el marasmo de sentimientos que conducirán al joven Werther a su infausto final, no podemos dejar de recordar que, aunque el protagonista de la obra que nos ocupa se dedicaba a pintar, también le conmovía la música. Y es que este arte fue uno de los que con más fuerza acogió y desarrolló las ideas románticas. Te lo explicaré con más detenimiento:
A medida que hemos ido leyendo, hemos ido diciendo una y otra vez que el romanticismo nació como reacción contra el formalismo y los refinamientos palaciegos del siglo XVIII. Se intentaba volver a las fuentes de la civilización cristiana occidental desde la oscura y mágica Edad Media, con su mitología de santos y mártires, sus leyendas y sus tradiciones populares. Se concede gran valor a la naturaleza, al individuo como ser único e irrepetible, a los sentimientos como aquello que realmente define a cada persona. Además hay un gran sentimiento colectivo de búsqueda de las propias raíces y la esencia de los pueblos.
Me preguntarás y con razón cómo se reflejó todo esto en la música, intentaré contestarte lo más claramente posible, pero no sé si lograré ser breve:
Entre los grandes músicos del romanticismo musical encontramos contrastes de estilo muy evidentes. Cada uno se opuso al clasicismo desde un punto de vista distinto. El romanticismo es un movimiento subjetivo, en el que participan el alma, las pasiones, los instintos básicos, el miedo o el éxtasis. Es por ello que la producción musical es un abanico de sentimientos contrapuestos, desde la explosión de colores sinfónicos, a la máxima intimidad de un instrumento, especialmente el piano. Desde finales del siglo XVIII apareció un nuevo lenguaje que podemos ver en los argumentos románticos de las óperas, en Las Estaciones de Haydn o las composiciones tardías de Mozart y Beethoven.
Se incorporaron melodías y ritmos que pretendían representar el espíritu de pueblos y regiones. No se trataba de agradar al público, sino de emocionarlo. El arte y la música se convirtieron en la representación viva del alma de las naciones.
Espero que con esto, tu curiosidad haya quedado satisfecha al menos en parte. Estoy segura de que nuestros colegas en la tarea de disfrutar de la lectura querrán saber más de todo esto, por eso seguiré otro día. Nos vemos, como (casi) siempre, en clase.
Mari Carmen
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