Los espejos
Luis García Montero
A Luis Muñoz
No importa si has dormido poco o mucho, los espejos de hotel nunca perdonan y son como animales de montaña que no aceptan el trato de los hombres. La luz de los espejos familiares se apiada de nosotros, sin embargo, nos ayuda a fingir y por afecto o por costumbre llega a perdonarnos. Yo sé que los espejos son el agua estancada de un río que se mueve. Y he visto cómo el sol que reverbera puede ocultar el cieno de las sombras. Pero quien mira al fondo de tus ojos ve las grietas del tiempo, las arañas de un pasado que surge de improviso en mañanas de hotel y nos ofende. Para qué contestar. Cierra los ojos, porque no hay otra cosa que envejezca peor que tu mirada. Habitaciones separadas |
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