REALISMO RUSO Y ARTE


Venetsianov, En los campos

La importancia de las artes figurativas en la Rusia de finales del siglo XIX fue mucho menor que la protagonizada por la música y la literatura, aún así, las inquietudes y cambios políticos que tuvieron lugar en esos años también dejaron su marca en el mundo artístico.

Entre 1820 y 1850 se desarrollaría un movimiento pictórico democrático formado fuera de la Academia de Bellas Artes y relativamente independiente, movimiento debido en parte a la iniciativa de Alexei Venetsianov (1789-1847), uno de los primeros cultivadores del género costumbrista realista de la pintura rusa.  Es el creador de un nuevo tipo de cuadro costumbrista, en el que se exalta la imagen poética del hombre del pueblo y de la naturaleza aldeana.



Perov, Comida en el Monasterio
 Más adelante, el cuadro costumbrista cobró por primera vez un sentido moral y social gracias a Pabvel Fedotov (1815-1852) que  quiso mostrar a la sociedad sus defectos y sus vicios para que pudiera asuperarlos. Sus obras, de cuidada factura, se nutrían de escenas que reflejan la vida ciudadana, sus costumbres y sus contradicciones. En Los esponsales del mayor (1848, San Petersburgo, Museo Ruso) denuncia, por ejemplo, las bodas socialmente amañadas. El nombre de Fedotov quedará así asociado a la aparición del realismo crítico en la pintura rusa.

Al realismo pertenecen los mayores logros del arte ruso de la segunda mitad del siglo XIX logrados a partir de la decisión de unir el arte con la vida real, dentro del espíritu cívico que caracterizó a los mejores artistas de la época.

La peculiaridad del realismo ruso residió en su carácter analítico y en su derivación a la temática social.
Vasili Perov (1833-1882), discípulo de la Escuela de Pintura y Escultura de Moscú, fue el promotor de la pintura costumbrista de contenido crítico y social. A lo largo de la década de 1860 se inclinó por temas que denunciaban la crueldad e indiferencia egoísta de los ricos y de los representantes de la Iglesia ante los pobres. Comida en el monasterio (San Petersburgo, Museo Ruso) es un determinante ejemplo de esa crítica.

Repin, Tolstoi arando en el campo
 Ilia Repin (1844-1930)  es sin duda la mayor figura del arte realista ruso.  Cultivó una amplia y variada temática, desde asuntos históricos a revolucionarios, pasando por los de corte mitológico y costumbrista. Reflejó como ningún otro artista los problemas de la vida rusa, sin dejar tampoco de lado el retrato.

La interpretación del hombre por Repin es más compleja que la de Kramskoy, de quien recibió gran influencia, ya que transmite al espectador la personalidad de fondo de sus retratados. Entre ellos se encuentran Stasova (I884), Ignatieu (1902), Tretiakov (1883), Tolstoi arando en el campo y Gorki (1899).




Valentín Serov (1865-1911) logró fundir las conquistas del realismo con las novedades plásticas. Nacido en el seno de una familia culta, ya que su padre fue un conocido compositor y crítico musical, Serov se formó en la Academia bajo la dirección de P. Cristiakov y de I. Repin, reforzando estas enseñanzas con el conocimiento de los grandes museos rusos y europeos, y evidenciando desde el principio como rasgos específicos de su actividad creativa el estudio de la vida contemporánea, la búsqueda permanente de lo bello de la vida y la perfección de las formas.

La amplitud de sus miras le permitieron abordar diferentes géneros, siendo el tema campesino parte sustancial de su obra, y del que constituye un buen ejemplo Mujer en un carro (San Petersburgo, Museo Ruso). También ejecutó composiciones históricas y costumbristas. Pero fue en el retrato donde sobresalió de modo singular, ya que supo enriquecer los métodos tradicionales que aprendiera de Repin con los logros propios del impresionismo.


 

En esta presentación puedes encontrar cuadros de Perov que reflejan muy bien la Rusia de la época que retrata Dostoievski.

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