AMORES DESGRACIADOS (I): ABELARDO Y ELOÍSA

Conocemos la mayor parte de la vida de Abelardo gracias a su autobiografía "Historia de mis calamidades" y conocemos su obra porque es uno de los grandes filósofos de la Edad Media, pero lo que más atrae de la vida de Pedro Abelardo es la historia de amor que vivió con la joven Eloísa.






Abelardo era un joven apuesto e inteligente, dedicado a la filosofía, la brillantez de su obra hace que pronto sea reconocido como uno de los mayores maestros de París.
Eloísa, una joven famosa por su belleza y su refinada cultura fue un imán para Abelardo, quien se hizo presentar a la joven de 17 años a través del tío de ella, Fulberto, quien era además su tutor. Llegó a convertirse en profesor de la joven y a vivir en su misma casa.

Y allí viviendo bajo el mismo techo y pasando largas horas juntos, comienza la pasión y la tragedia.

Comienzan  los rumores y Fulberto no puede dar crédito a lo que se comenta, no cree que pueda estar siendo engañado en su propia casa, finalmente, sorprende a los amantes y los obliga a separarse.

Al poco tiempo, Eloísa le escribe a Abelardo con la noticia de que estaba embarazada, Abelardo decide raptarla y huyen a París donde nacerá su hijo Astrolabio.

Para compensar la vergüenza de Fulberto, Abelardo decide casarse con Eloísa sin consultarle. Ella solo aceptará por amor, no por convicción pues estaba abiertamente en contra del matrimonio ya que lo consideraba signo de posesión y no de amor, de interés y no de entrega. Se casan secretamente en París, y en seguida vuelven a separarse para ya no volverse a ver.

Eloísa es enviada y recluída en la abadía de Argentuil, donde poco después tomará los hábitos. Fulberto pensaba que todo esto era una trampa de Abelardo que pretende deshacerse de su sobrina, para vengarse, contrata los servicios de un grupo de sicarios que irrumpen en el dormitorio de Abelardo y lo castran.

A partir de aquí, tenemos sus cartas. Miles de cartas de amor de Abelardo a Eloísa y de Eloísa a Abelardo, que componen uno de los epistolarios más hermosos que podáis leer.
Vivieron separados el resto de sus vidas. Cuando vayáis a París, no dejéis de visitar su tumba.

                                                                      

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